La primera encuesta sobre la consulta popular de Petro señala que es posible lograr el esquivo umbral de votación

El Gobierno de Gustavo Petro se ha autoimpuesto una tarea titánica para la recta final de su mandato: conseguir que 13,7 millones de personas, un tercio de quienes pueden votar en Colombia, participen de una consulta popular sobre la reforma laboral hundida por el Congreso. El país nunca ha alcanzado este umbral de participación en convocatorias similares. Además, el presidente sufre el desgaste de más de dos años y medio de gestión, con cifras de aprobación que rondan el 35%. Sin embargo, una sección de la última encuesta Invamer le ha dado este viernes al Gobierno una razón para ilusionarse. El 45,1% de los encuestados dicen que irán a votar o que probablemente lo harán, aunque aún no hay fecha ni preguntas definidas.

El sondeo, elaborado para Noticias Caracol y Blu Radio, señala que el 50% de los 1.200 encuestados está de acuerdo con la decisión del presidente de convocar a las urnas. Otro 43,2% la rechaza, mientras que el 6,8% no sabe o no contesta. Después, la encuesta desglosa las probabilidades de que los consultados vayan a votar: el 29,2% iría “definitivamente”, 15,9% lo haría “probablemente”, el 16,4% “no sabe”, el 7,7% “probablemente no vaya” y el 29,9% “definitivamente no votaría”. Aunque el número es similar en ambos extremos, el Gobierno solo requiere de consolidar un tercio que sí participe. Está cerca: el 29,2% que votaría representa alrededor de 11 millones de votos. Si suma algunos apoyos más entre los que no están seguros, llegaría al requisito de participación mínima.

Sin embargo, apoyar la convocatoria o ir a las urnas no significa votar el sí. “El 50% dice que está de acuerdo con que se convoque, pero no si votaría a favor”, resalta Martín Orozco, gerente general de Invamer, en un mensaje de WhatsApp. Esto es importante porque solo el 38% de los encuestados se muestran de acuerdo con las reformas que propone el Gobierno, por lo que entre el 50% hay opositores que probablemente piensen acudir para votar en contra. Estos sufragios beneficiarían al Ejecutivo en alcanzar el umbral necesario, y lo usual es que las campañas opositoras a este tipo de mecanismos se centren en buscar la abstención de los críticos. Por eso, a medida que se acerque la consulta, es probable que quienes ahora piensan votar en contra pasen a ser abstencionistas activos.

Otros números de la encuesta son muy desfavorables para el Gobierno. La aprobación de la gestión presidencial es apenas del 35,1%, casi 15 puntos menos de lo que era en noviembre de 2022. El 53% rechaza las reformas y el 73,4%, no considera acertado el manejo que el presidente le ha dado a la relación con el Congreso. Es un dato significativo porque la consulta se enmarca dentro de la tensión con el Legislativo: Petro acusa a los congresistas de entorpecer los proyectos que quiere el pueblo y argumenta que eso hace necesario acudir a las urnas.

César Caballero, encuestador y gerente de la firma Cifras y Conceptos, comenta por teléfono que el Ejecutivo “no debería confiarse” con el 50% de apoyo a la consulta que registra Invamer. “En todo el mundo la gente sobreestima su deseo de participación: consideran que es políticamente correcto responder que van a participar, pero luego no van a votar”, apunta. Recuerda el fracaso de la consulta anticorrupción de 2018, que tenía el apoyo de varios sectores políticos: “Las encuestas de la época marcaban un 70% o 75% de participación, pero luego no se llegó al umbral [por 500.000 votos, un 1%]”.

La propuesta, además, está en una etapa muy temprana. Petro aún no ha presentado el proyecto ante el Senado, que debe aprobar la convocatoria. Recién cuando la cámara alta dé su aval, si es que lo da, comenzarán varios meses de campaña. Caballero apunta que todo eso cambiará las encuestas. “La gente va a empezar a discernir cuando se conozcan las preguntas. Después, quienes no estén de acuerdo van a plantear la consulta como un plebiscito sobre el Gobierno”, dice.

Catherine Juvinao, congresista opositora que ha seguido la propuesta, mantiene su escepticismo respecto a que la consulta logre el umbral. “El dato duro de la encuesta Invamer es que el 29% dice que definitivamente irá a votar, y eso no alcanza para pasar el umbral”, dice la representante, parte de la Alianza Verde. Según explica, las encuestas siempre muestran una participación más elevada que la real. “La abstención, al final, siempre es alta. Cuando preguntas por las elecciones presidenciales [que sucintan más interés], ocurre la misma ficción. La gente dice que va a votar, pero la abstención siempre ronda el 55% o 60%”, afirma en una llamada telefónica.

Para los escépticos, el Gobierno ya sabe que no alcanzará la participación de 13,7 millones de personas. Son dos millones de votantes más de los que apoyaron a Petro en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2022, cuando aún no sufría el desgaste de la gestión y muchos lo votaron solamente en rechazo a su rival, Rodolfo Hernández. Juvinao, sin embargo, enfatiza que la propuesta beneficia al Ejecutivo de cara a los comicios de 2026. “Así la consulta no logre el umbral, el Gobierno consigue que la gente siga luchando por su causa hasta el final del mandato. Lo que les importa es movilizar a su electorado”, comenta.

Los presidenciables

La encuesta, además, empieza a dibujar el escenario electoral de 2026. Aunque a más de un año de la primera vuelta presidencial todavía es muy temprano y los preferidos suelen cambiar a medida que se acerca la contienda, hoy ningún sector tiene garantizada la Presidencia. Gustavo Bolívar, fiel aliado de Petro y su director del Departamento de Prosperidad Social, lidera la intención de voto, pero con solo con el 11,8%. Le siguen el centrista Sergio Fajardo (9,5%) y la derechista Vicky Dávila (8,3%). En caso de que se consoliden tres grandes alianzas en torno a estos tres candidatos, la encuentra muestra que ganaría Fajardo con 44,3%, seguido de Bolívar con 32,4% y Dávila con 20,6%.